domingo, 10 de junio de 2012

El espacio


Quizá haya algo ahí, detrás de las estrellas, dentro de ese vacío donde mi alma aletea y, al instante, se pierde como un trozo de viento, igual que una luciérnaga en el espacio oscuro de un jardín.

Tal vez tenga algo aquí, dentro del corazón que, antes de yo nacer, era del universo y formaba el tejido del silencio abismal que hace sólo unas horas vi en la luz pura y alta.

Puede ser que mi "yo" sólo sea un pedazo de ese enorme  vacío que en la noche gravita sosteniendo mis ojos, mi soledad más limpia, donde silba impasible la altitud de lo ingrávido.

Tal vez sea mi esperanza un jazmín de ese amor que, a menudo, me habita y florece en mis labios
 y me eleva deprisa hacia el blanco misterio de esos níveos caminos que, arriba, en lo más hondo, trazan la arquitectura de un espacio sin voz, una azul telaraña donde se enreda el tiempo, los días que cercaron mi niñez que se fue y aún gravita, no obstante, en las lentas galaxias que hace tanto observé y aún me siguen llamando, y aún me siguen llamando.

2 comentarios:

luis alonso dijo...

Gracias, Alejandro, por este espacio y por la emoción de toda esa belleza. Arde la maravilla en él. Una vez leí que los seres humanos somos algo así como fragmentos de estrellas. Pues sí,por qué no: fragmentos estrellas viajando por el tiempo que nos ha tocado vivir. No está mal traído.
Sin ánimo de exagerar, te envío abrazo, ya casi fraterno.

Alejandro López Andrada dijo...

No sabes cómo me alegran y animan tus palabras, amigo Luis Alonso. En ciertos momentos, uno se siente demasiado solo observando ese inmenso vacío que es el universo. Pero ayuda mucho saber que hay amigos que me acompañan en el viaje por esa inmensa soledad que compartimos los que nos sentimos pequeñas motas de luz, diminutos átomos de tiempo, pavesas de la niñez perdida, en medio de la inmensidad del espacio que alfombra las insondables calles de la nada. Abrazos.